Breve historia del animé, primera parte:
Aspectos socioantropológicos e ideológicos de un
fenómeno comunicativo-cultural contemporáneo.
(¿Ah verdad, putos? ¿Qué dijeron?)
-Por Scheisse.
MEROL |
En cuanto el primer dibujito rupestre fue estampado, en cuestión
de tiempo la necesidad humana de compartir el conocimiento mediante imágenes
sucumbió a los más siniestros caprichos del alma de los artistas que llevaron
la pintura a niveles inimaginables. El ejemplo más claro de perfección es la
alcanzada en Velázquez –de quien Goya y Dalí fueron fans from hell.
Efectos que se utilizaron... naturalmente, para hacer porno |
Estas maniobras del espíritu, combinadas con la fascinación
tecnológica que se vivió en las décadas adyacentes al descubrimiento de la
electricidad, hicieron a numerosos visionarios buscar la preservación de las
imágenes en movimiento, intención que ya se escudriñaba desde las primeras
representaciones de la cacería del bisonte y el mamut; cabe destacar que esta
pretensión es la responsable de los primeros experimentos en conseguir animación
aceptable, los cuales se valían de fenómenos físicos como el efecto phi y
deficiencias anatómicas como la persistencia retinaria para emular el
movimiento. Entre estos inv(t)entos, destaca el kinetoscopio de Alba Edisson y
el cinematógrafo de los hermanos Lumiére, los cuales lograron conservar
imágenes en movimiento impregnadas de naturalidad, lo cual daba una sensación
de tiempo real.
Numerosos estudiosos de la comunicación le dirán que el sentido
más fuerte de todos es la vista. Si yo le digo “me contaron que tu novia/o te
pone el cuerno”, dudaría de tal afirmación. Pero si yo le llevo a una cita
romántica de su pareja con su nuevo quitaganas, no le cabría la menor duda de
que dicha relación hipotética –no quiero que infiera que le ponen el cuerno,
señor don DM nivel 85- tiene lugar en la región espacio-temporal que comparte.
Esto implica que aquéllo que se ve en el cine, con la
naturalidad de la imagen en movimiento misma, es registrado por el sistema
nervioso central como un hecho verdadero; aunque se sepa que las imágenes
animadas no son reales, el inconsciente no distingue entre una imagen en
movimiento y otra. ¡La puta madre! Vaya si el aparato estatal no se valió de esto
para diseminar su ideología en los lugares a los que llegó la tecnología
cinematográfica. Hablar de los fines propagandísticos del cine sería aburrido y
ya hay mucha literatura que aborda el tema, pero vale la pena apuntar que la
animación cumple una función ideológica. En ocasiones es difícil apreciarlo,
dado que para que esta función logre tener efecto en el seno de una sociedad,
depende de un contexto cultural que lo soporte.
Las historietas y la animación han existido en una rara y
curiosa simbiosis desde sus orígenes. Al ser fenómenos contemporáneos, que se
valen de los mismos recursos en la construcción de su lenguaje visual y han
evolucionado a la par, no se pueden analizar por separado. No es gratuito que
prácticamente todos los animés sean primero mangas y que todos los cómics
americanos estén siendo adaptados a películas de Hollywood -incluso los de
hueva, como Thor. La diferencia es que los americanos buscan integrar sus
cómics al imaginario colectivo con un sentido realista, mientras que los japoneses
prefieren un territorio más idealista en este tipo de manifestaciones.
Para el momento en el que se crea la animación, Japón cuenta con
un legado de historias gráficas importante (el cual, por cierto, data del siglo
XII).
Y desde entonces... ya se hacía porno |
Cabe destacar que el manga es desarrollado después de la segunda
guerra mundial, época en la que la interacción EEUU-Japón es intensa, con
resultados de popularidad asombrosos, siendo hoy una industria de 3.6 mil
millones de dólares. Era cuestión de tiempo antes de que el manga y la
animación hicieran click para crear un monstruo. Oh sí. Un monstruo que hace
que la gente quiera ser los personajes de sus historias por un día a través del
elegante y delicado arte del cosplay.
Elegante, delicado, sexy, cosmopólita, vanguardista... y ñoño :( |
Espero que este texto haya sido de su agrado. Los espero la
próxima semana con la segunda parte de la historia del animé, para que se vayan
familiarizando con las categorías conceptuales que utilizaremos a lo largo de
la construcción de esta columna.
Recomiéndenme, perritas. ¿Porfis?
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