miércoles, 8 de febrero de 2012

Doki-Doki 2


Breve historia del animé, primera parte:

Aspectos socioantropológicos e ideológicos de un fenómeno comunicativo-cultural contemporáneo.

(¿Ah verdad, putos? ¿Qué dijeron?) 

-Por Scheisse.

MEROL
En cuanto el primer dibujito rupestre fue estampado, en cuestión de tiempo la necesidad humana de compartir el conocimiento mediante imágenes sucumbió a los más siniestros caprichos del alma de los artistas que llevaron la pintura a niveles inimaginables. El ejemplo más claro de perfección es la alcanzada en Velázquez –de quien Goya y Dalí fueron fans from hell.


Efectos que se utilizaron... naturalmente, para hacer porno


Estas maniobras del espíritu, combinadas con la fascinación tecnológica que se vivió en las décadas adyacentes al descubrimiento de la electricidad, hicieron a numerosos visionarios buscar la preservación de las imágenes en movimiento, intención que ya se escudriñaba desde las primeras representaciones de la cacería del bisonte y el mamut; cabe destacar que esta pretensión es la responsable de los primeros experimentos en conseguir animación aceptable, los cuales se valían de fenómenos físicos como el efecto phi y deficiencias anatómicas como la persistencia retinaria para emular el movimiento. Entre estos inv(t)entos, destaca el kinetoscopio de Alba Edisson y el cinematógrafo de los hermanos Lumiére, los cuales lograron conservar imágenes en movimiento impregnadas de naturalidad, lo cual daba una sensación de tiempo real.

Numerosos estudiosos de la comunicación le dirán que el sentido más fuerte de todos es la vista. Si yo le digo “me contaron que tu novia/o te pone el cuerno”, dudaría de tal afirmación. Pero si yo le llevo a una cita romántica de su pareja con su nuevo quitaganas, no le cabría la menor duda de que dicha relación hipotética –no quiero que infiera que le ponen el cuerno, señor don DM nivel 85- tiene lugar en la región espacio-temporal que comparte.

Esto implica que aquéllo que se ve en el cine, con la naturalidad de la imagen en movimiento misma, es registrado por el sistema nervioso central como un hecho verdadero; aunque se sepa que las imágenes animadas no son reales, el inconsciente no distingue entre una imagen en movimiento y otra. ¡La puta madre! Vaya si el aparato estatal no se valió de esto para diseminar su ideología en los lugares a los que llegó la tecnología cinematográfica. Hablar de los fines propagandísticos del cine sería aburrido y ya hay mucha literatura que aborda el tema, pero vale la pena apuntar que la animación cumple una función ideológica. En ocasiones es difícil apreciarlo, dado que para que esta función logre tener efecto en el seno de una sociedad, depende de un contexto cultural que lo soporte.

Las historietas y la animación han existido en una rara y curiosa simbiosis desde sus orígenes. Al ser fenómenos contemporáneos, que se valen de los mismos recursos en la construcción de su lenguaje visual y han evolucionado a la par, no se pueden analizar por separado. No es gratuito que prácticamente todos los animés sean primero mangas y que todos los cómics americanos estén siendo adaptados a películas de Hollywood -incluso los de hueva, como Thor. La diferencia es que los americanos buscan integrar sus cómics al imaginario colectivo con un sentido realista, mientras que los japoneses prefieren un territorio más idealista en este tipo de manifestaciones.

Para el momento en el que se crea la animación, Japón cuenta con un legado de historias gráficas importante (el cual, por cierto, data del siglo XII).

Y desde entonces... ya se hacía porno
Cabe destacar que el manga es desarrollado después de la segunda guerra mundial, época en la que la interacción EEUU-Japón es intensa, con resultados de popularidad asombrosos, siendo hoy una industria de 3.6 mil millones de dólares. Era cuestión de tiempo antes de que el manga y la animación hicieran click para crear un monstruo. Oh sí. Un monstruo que hace que la gente quiera ser los personajes de sus historias por un día a través del elegante y delicado arte del cosplay.

Elegante, delicado, sexy, cosmopólita, vanguardista... y ñoño :(
 El animé no es otra cosa que la visión nipona de la forma en la que los mensajes audiovisuales deben ser construidos. Más adelante analizaremos la ruta histórica que atravesó el animé, pero para este momento hemos logrado establecer una aproximación a su relevancia social y cultural.

Espero que este texto haya sido de su agrado. Los espero la próxima semana con la segunda parte de la historia del animé, para que se vayan familiarizando con las categorías conceptuales que utilizaremos a lo largo de la construcción de esta columna.

Recomiéndenme, perritas. ¿Porfis?

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